viernes, 26 de agosto de 2016

Aún camino por recorrer...

Aún hay mucho camino por recorrer para pasar de un mundo adultocéntrico, a uno en el cual los adultos aprendan, comprendan y atiendan a los niños y a los adultos mayores.  Es curioso, porque todos empezamos siendo bebés, niños y jóvenes, parece ser que se nos olvida siempre y por otro lado, todos en alguna medida llegaremos a ser ancianos, si la muerte no nos sorpende antes de esta edad.

En el imaginario de los adultos, todavía prevalece aquella idea de que sabemos que es mejor para nuestros hijos e incluso a veces para los hijos de los demás, sin una real preocupación por crear lazos de cooperación, apoyo y solidaridad ante la tragedia que muchos de los chicos viven en nuestro país y en el mundo entero.  Y por otra parte, en ocasiones, ni siquiera nos interesa saber de las necesidades que padres, abuelos tienen no solo en lo material sino en afectividad. 

Mientras ello ocurra, en este mundo adultocéntrico, seguirá prevaleciendo la misería afectiva, y el poco respeto por el desarrrollo y construcción de la autonomía, base del respeto de la diversidad y la pluraridad en todos los ámbitos de la vida.