miércoles, 22 de julio de 2009

Compromiso docente en las TIC

Este es el artículo que se publicó en el boletín No.1 "El Valle de las TIC" de la Subcomisión de TIC en la Comisión Vallecaucana por la Educación CVE

Compromiso Docente en TIC.
Enith Castaño Bermúdez

Las tecnologías de la información y de la comunicación ofrecen hoy en día muchas posibilidades y también acarrean riesgos. Es la educación la llamada a jugar un papel vital en el conocimiento y en el aprovechamiento de las TIC. Por tanto, sacralizar o satanizar las TIC no es algo que me parezca de mucha utilidad. Sin duda no hay que ser ingenuos, las TIC no son neutras, pero tampoco podemos cargarles todos las fortunas o infortunios que ha construido la humanidad, o pensar que ellas serán la solución o salvación de problemas como la inequidad, la exclusión y la injusticia de nuestras organizaciones sociales.

En el uso e incorporación de las TIC existen aspectos ideológicos, políticos y sociales, que nos llevan precisamente a decir que la integración de éstas a la educación exige cambios radicales, en el sentido de formar personas autónomas capaces de sensibilidad social y de hacer transformaciones en sus prácticas personales y sociales.
Las TIC son herramientas que facilitan la comunicación, entendida como el diálogo, la interactividad, la construcción de redes de aprendizaje, redes sociales, y también sirven para la difusión de una o más información. En la educación han permitido nuevos entornos educativos que usan los servicios y las aplicaciones de la Internet apoyados en la infraestructura de las telecomunicaciones existente.
Las herramientas tecnológicas permiten aprovechar la potencialidad de las características de la virtualidad como un fenómeno que ha acompañado siempre a la humanidad, como lo sostiene Pierre Lévy en sus estudios sobre la Cibercultura. La separación del aquí y del ahora, la descentración, la invención de nuevas velocidades, de nuevas relaciones entre la interioridad y la exterioridad, permiten explorar y construir múltiples y variadas actualizaciones que responden a la dinámica virtual. La virtualidad va más allá de las herramientas tecnológicas, solo que éstas, potencian en grado sumo las características de flexibilidad y de interactividad entre los seres humanos.

Las TIC están presentes en nuestros desarrollos sociales y cotidianos, permiten la democratización de la información, especialmente la Internet porque a través de ella se puede conocer distintos puntos de vista, visitar nuevos lugares, acceder a información de distintas fuentes, co-construir redes sociales y comunidades de aprendizaje, es decir, generar en consenso, escenarios virtuales. Pero a pesar de los avances tecnológicos sabemos que la complejidad de los problemas humanos no se encuentran tanto en el desarrollo de la tecnología sino en la voluntad política y ética que tengan los seres humanos para ese desarrollo; por tanto, el asunto vuelve a la pregunta sobre la naturaleza humana y como lograr niveles de bienestar colectivo, calidad de vida para todos y una construcción de una comunidad que permita tener unos principios comunes siendo respetuosos de las diferencias culturales y de nuestro propio proceso de formación.

Si bien la construcción de esos criterios comunes nos permiten tener puntos de encuentro, tratar de extenderlos a todos los ámbitos de la vida, lo que hace es aprisionarnos de nuestras propias reglas de juego social e ir en contra de aquella autonomía representada por una libertad consciente y por un ejercicio cotidiano.

Es precisamente este el papel protagónico de los profesores para aportar en la construcción y producción del conocimiento y en brindar herramientas para formar personas autónomas capaces de elegir y seleccionar el por qué y el para qué del uso de las TIC. Es cierto, Internet no lo es todo, pero también representa un universo de posibilidades y requiere que los profesores hagan transformaciones en sus aulas y en sus relaciones con los estudiantes.

Son los profesores quienes tienen la enorme labor de hacer ver la utilidad o beneficios de la información que transita por la red y de facilitar las estrategias y herramientas para hacer un uso racional del tiempo que se invierte, criterios básicos para una lectura crítica y un ejercicio consciente de las potencialidades que éstas ofrecen al proceso de aprendizaje. Es un asunto de conciencia sobre las relaciones e interacciones que hagamos para que ellas aporten a la construcción de los procesos de enseñanza-aprendizaje y para construir contextos incluyentes y de mayor equidad social.

La Internet es el medio de la libertad total pero también puede convertirse en el medio del control total, por esta razón, aunque la dinámica de la actualización tecnológica vaya teniendo sus propias lógicas, lo más importante es la formación humana que está atrás de dichos usos. Por eso, la educación en el conocimiento, lectura, interpretación y uso de las TIC debe superar visiones de tipo mecánico, “no quedarse en los artefactos” y trabajar en actividades cognitivas, metacognitivas y socio-afectivas, para que los sujetos sean capaces de decidir, seleccionar y vincular las herramientas tecnológicas en sus proyectos personales y colectivos teniendo como norte el mejoramiento de su calidad de vida tanto a nivel particular, profesional y social.

Y es que la autonomía es un proceso de construcción social, quiero remarcar esta tesis, porque soy autónomo en relación con los otros y en un entorno específico. La autonomía no implica poner el peso completo en el individuo, donde todo depende exclusivamente de él, a pesar de sus circunstancias reales y concretas y también nos libera de aquellos discursos que ponen un excesivo énfasis en los determinantes sociales y condiciones físicas para transformar el mundo. La autonomía implica un trabajo del sujeto sobre sí mismo, en el sentido de revisar, cambiar, innovar y transformar sus prácticas pero ellas están relacionadas con el entorno social, con sus niveles de participación pública y política, con sus posibilidades de formación.

De ahí que sea clave escudriñar entonces como vemos, percibimos e interpretamos el mundo, qué sujeto pensamos que está al frente de nosotros, quien es nuestro interlocutor válido y sobre todo como son nuestros procesos de autorregulación para comunicarnos y aprender de los otros, para hacer trabajo cooperativo y colaborativo.

Concretar esta conceptualización en la pedagogía implica cambiar algunos esquemas mentales y transformar algunas practicas, en el que la horizontalidad, una de las más potentes características de los escenarios virtuales, signifique que todos somos aprendices, desde luego algunos con mayor experticia que otros y con dominios temáticos. Signifique también, que vamos generando procesos de autoevaluación y autorregulación tanto para nosotros como para los estudiantes a cargo. Signifique que estamos decididos a que el control dependa exclusivamente del estudiante y que la labor como profesores es guiar, orientar y facilitar en ese proceso de responsabilidad y regulación que debe ser asumido por el sujeto que aprende.

La construcción de la autonomía es progresiva y supone que la persona supere situaciones cómodas, en la que la toma de decisiones queda delegada en la voluntad de los amigos, maestros, tutores u otro(a)s, o incluso en los que los medios de comunicación incitan a consumir o en el peor de los casos al albedrío de desconocidos que hacen uso del anonimato que permite la Red para causar daño. La construcción de la persona capaz de decisiones autónomas en su esfera privada, frente a la intervención estatal o frente a las presiones del mercado, o frente a nuevas formas de manipulación y esclavitud apoyadas en las tecnologías. Así, la autonomía en un escenario virtual, sigue siendo el eje fundamental y el gran reto de la actividad formativa.

El reto permanente en un espacio interconectado es construir calidad de vida para los seres humanos, por eso la apuesta a los valores fundamentales que implica el respeto por la diferencia fundamentados en la dignidad humana y en el derecho a la vida como garantes para saber que existen unos límites y unos criterios para no eliminar, no homogeneizar o no dañar el buen nombre del que piensa distinto sea que esa diferencia se exprese en una persona, cultura o sociedad y por tanto, traducir esta conceptualización en nuestras prácticas pedagógicas y sociales.

En vez de satanizar la tecnología hay que aprovechar las oportunidades que brinda, teniendo en cuenta el rasgo fundamental de la libertad humana que exige unas condiciones mínimas materiales y las construcciones socio-culturales para poder ejercerla. Por eso, aludir a cierta incapacidad generacional para abordar las TIC no puede ser excusa válida para considerar que este es un asunto de generaciones de jóvenes o de niños o de seres que ya vienen con ciertas disposiciones. Es cierto que hay unas generaciones con más solvencia y con más facilidades para trabajar las herramientas tecnológicas, pero esa incapacidad generacional que reclaman algunos suele convertirse en algunas ocasiones en una salida para no explorar y hacer uso de las potencialidades que las TIC brindan para la educación.

Junio 18 de 2009.